Comer medusas para salvar a los peces

La proliferación de medusas ha llevado a expertos en conservación marina a animar a los británicos a consumirlas.

La FAO ya ha advertido que la proliferación de estos organismos es una amenaza seria para la pesca, al tiempo que animaba al hombre a convertirse en un depredador de la medusa de la misma forma que lo es de la sardina, la merluza o de ese animal de morfología tan parecida: el pulpo.

Los chinos, japoneses o coreanos ya las consideraran un elemento básico de la cocina asiática.

Quienes las han probado dicen que las augamares saben a eso, a agua de mar. A alga fuerte. No falta quien señala que cuando se cocinan se endurecen ligeramente, por lo que pueden ser aptas para los fish and chips británicos. Y hay en Dinamarca investigadores que han desarrollado una forma de elaborar chips de medusa con una textura crujiente.

Aún hay otra forma de depredar la medusa. La propone la misma FAO y consiste en desarrollar productos a base de augamares para la medicina. Y es que este invertebrado de cuerpo blando y gelatinoso posee una ingente cantidad de colágeno, lo que lo hace apto para la fabricación de cremas cosméticas. No se queda ahí la cosa. El descubrimiento de la medusa inmortal (Turritopsis nutricula), que es capaz de revertir su propio proceso de envejecimiento -cuando alcanza su madurez puede regresar a forma de pólipo para volver a ser adulta tantas veces como quiera-, encierra la promesa del desarrollo de productos de rejuvenecimiento de gran alcance para los seres humanos.

Algunos expertos hablan de «un cambio de régimen global, de un océano de peces a otro de medusas», en el que estas últimas habrán sustituido a los peces debido al calentamiento global.

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