Dos grandes registros de investigadores reflejan la fuga de cerebros de España durante la crisis.

La crisis y los recortes abrieron un boquete en la ciencia española por el cual salió mucho del talento investigador del país, y aún no se ha cerrado. Este retrato de la situación, compartido por buena parte de la comunidad científica, queda reflejado en las dos mayores bases de datos de currículos de investigadores (ORCID y ResearchGate), publicadas la semana pasada. Estos registros permiten rastrear los movimientos entre países de centenares de miles de investigadores, analizando la secuencia de sus afiliaciones académicas.

Cada año, entre el 2000 y el 2010, la salida de cerebros quedó compensada por una entrada igual, o incluso mayor. Sin embargo, a partir del 2010, este equilibrio se descompensó. En el 2013, por cada dos salidas de científicos solo hubo una entrada. Desde entonces, las cosas han mejorado, pero aún en el 2016 hubo 4 inmigraciones por cada 6 emigraciones, una situación peor que la de los peores años anteriores a la crisis en la serie (2000 y 2001).

“La edad de los investigadores españoles en el Reino Unido va aumentando: antes eran posdoctorales que buscaban experiencia, ahora es gente que intenta estabilizarse”, explica María Jiménez, presidenta de la Sociedad de Científicos Españoles en el Reino Unido (CERU), el país que más talento absorbe desde España en las muestras.

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